jueves, octubre 20, 2005

y sin ti ya no...



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Tu


Tu, sin mas porque
tu, que besame
tu, me tienes de furriel
de un roto de tu piel

Tu, como la cal
que humeda es mortal
tu, blanqueas mi razon
calando hasta el colchon Tu...

Tu, montada en mi
Yo, montura hostil
Tu, me abrazas con los pies
y yo lamo el arnes

Tu, y sin ti yo no
Tu, y sin ti ya no
Tu, me has hecho dimitir
y hoy YO se dice asi: TU...

(Mecano)


Tengo las manos frias, las mariposas se desvordan de mi ser y revolotean alrededor, susurros de amor, caricias hechas palabra.... un beso en la neblina... para ud.

2 comentarios:

capitan dijo...

Buen tema el de Mecano, aki te dejo otro de jaguares

TU (JAGUARES)

Tierra paciencia milenaria que me acecha
Mente perfecto laberinto hay que vencerte
Solo espero que no te esfumes en el tiempo

Tu que cambiaste tu curso
Para vernos soñar
Tu que viajaste desde el otro
Mundo hasta aquí
Tu que dejaste tu estrella para sentir el mar
Tu que te quitaste las alas para vernos crecer,
Junto a ti

Fuerza los niños sobreviven no tienen miedo
Rabia ausente entre las velas de mi magia
Solo espero que terminemos la vida juntos


Tu que cambiaste tu curso para vernos soñar
Tu que viajaste desde el otro mundo hasta aquí
Tu que dejaste tu estrella para sentir el mar
Tu que te quitaste las alas para vernos crecer,
Junto a ti

Anónimo dijo...

Para mi verde limón... de la Romo de corazón.

La caída

Estoy como vacío.
Quisiera halar, hablar, pero no puedo
no puedo ya conmigo.
Una mujer que busco, que no existe,
que existe a todas horas, un antiguo
cansancio, un diario despertar
medio aburrido.

Quisiera hablar, decir: esto que es mío,
que nunca tengo en mí, esto que asiste
a la noche en mis ojos, mi corazón dormido,
y la tristeza de no saber las cosas,
ser padre de algún hijo sin padre,
ser hijo de unos padres sin hijos.

Esto que vive en mi, esto que muere
duras muertes conmigo,
el manantial de gracia, el agua de pecado
que me deja tranquilo.
Fuego de la purísima concepción, poesía,
bochorno de mi amigo,
sálvame de mí mismo.

Yo soy la tierra ronca, el apretado
yunque en el que cae tu martillo,
me soporto, te espero, ayúdame
a hablar limpio.

Ayúdame a ser solo,
y a ser sólo moneda que en bolsillos
de pobres socorra el agua fresca,
el pan bendito.

Dueña de la esperanza,
paloma del principio,
recógeme los ojos,
levántame del grito.

Yo soy sólo la sombra
que madura en un vientre desconocido.

Y estoy aquí, sí estoy,
a pesar de mí mismo,
alucinado y torpe,
airado y sin memoria y sin olvido
igual que si colgara de mis manos
clavadas sobre un muro carcomido.

Mira el odiado llanto,
mira este mudo llanto ambrutecido,
sacúdelo del árbol de mis ojos,
arráncalo del pecho sacudido,
no me dejes raíces de congoja
abriéndome el oído,
no quede en mí un amante,
ni un luchador, ni un místico.

Señora de la luz, te mando, te suplico,
óyeme hablar sin voz,
oye lo que no he dicho,
con este amor te amo,
con éste te maldigo,
tengo en la espalda rota,
roto, un cuchillo.

Yo no soy, no soy, no he sido
más que un lugar vacío,
un lugar al que llegan de repente
mi cuerpo y tu delirio
y un apagada voz que nos aprende
como un castigo.

He aquí tu mar de ausencia,
he aquí tu mar de siglos,
mi sangre arrodillada
sobre un madero hundido,
y el brazo de mi angustia
saliendo al aire tibio.

Jaime Sabines